La importancia vital de la literatura en nuestra existencia y cultura
Imagine usted un mundo en el que no existiera la literatura, deténgase por unos momentos y realice un ejercicio de catarsis en el que los recuerdos de los cuentos infantiles desaparecieran: no más Caperucitas, lobos feroces, brujas o Cenicientas; nada de Harry Potter o el mundo de Narnia; ni que decir de las retahílas, los trabalenguas o los poemas de renacuajos paseadores; absolutamente nada de nada. De igual forma, no existiría el cine, la televisión y hasta los mismos videojuegos (más de uno está basado en libros como “Fahrenheit 451”, de Ray Bradbury o los de “Juego de tronos”, basados en “Canción de hielo y fuego”, de George R. R. Martin); todo se quedaría sin piso por no contar con ese mecanismo catalizador que es la literatura.
Así como los recuerdos estarían perdidos, lo mismo pasaría con los registros históricos que, desde el inicio de la humanidad, han ido de la mano con la literatura. Ya no existiría la motivación para defender las causas comunes, no más revoluciones o movimientos de independencia motivados, en buena parte, por las letras de algún autor de la época.
No más canciones ni letras de amor para los enamorados, la poesía no tendría cabida.
Después de reflexionar sobre ese universo paralelo, donde las letras no existieran, surgen muchas dudas acerca de la presencia del ser, por consiguiente resulta inaceptable que el hombre deje de lado la literatura, entendida, no como la expresión estética del ser humano, sino como ese elemento motivador de la existencia misma. Cada comunidad en su afán de registrar, comprender, interpretar y perpetuar su propia existencia requiere y recurre a la literatura. Prueba de ello son las pinturas rupestres, los jeroglíficos, los rollos de Qumrán, la ética griega, los mitos latinoamericanos, las leyendas del Valhalla, las fábulas de Esopo, el simbolismo de la poesía suramericana, la psicodelia de la prosa de Allen Ginsberg o el mágico Macondo de Gabriel García Márquez.
Entendida la importancia de ese registro del diario vivir, ¿Por qué subsiste la resistencia hacia la lectura del mundo, la lectura literaria?
Muchos le “echan la culpa” a la escuela, otros a la digitalización del mundo y algunos a la misma apatía de leer, pero ninguno se detiene a pensar en la importancia que implica producir literatura, leerla, interpretarla y hasta juzgarla, empezando a cultivar dicha importancia desde los primeros años de vida. Para nadie es un secreto que quien lee, escribe y quien escribe puede argumentar y opinar de manera objetiva.
Ante lo anterior, resulta perentoria la formación en literatura, pero vista desde los gustos y aficiones particulares y no desde la imposición. Por lo tanto, y como lo sostiene Estanislao Zuleta, el lector debe “habitar el texto”. Las propuestas pedagógicas deben fortalecer los procesos literarios que de una u otra forma inciden en la formación integral del ser, sin dejar de lado la imaginación y la creatividad que proporciona el acto lector.
En conclusión, y para responder la pregunta con la que iniciamos, la literatura es para el mundo y por el mundo, para seguirlo escribiendo y perpetuándolo a través del tiempo.
Presentado por:
Carlos Alberto Cuello Cepeda
Docente de lengua castellana